lunes, 14 de marzo de 2011

UN DÍA EN LA ARABIA ANTIGUA


La puerta está cerrada, la boca me la toco;
confía tu oración mirando hacia el oriente,
se fía una canción bailando hasta el poniente,
cubierta va mi amada, me toca ser un loco.

Abierta y no pesada, coloca en peso poco;
desafía la acción pujando hacia occidente,
Sofía, sin lección, buscando un accidente;
la espuerta no es dejada, ¡qué loca vi en el zoco!

Busqué, con prontitud, conseguir flor de hammán;
lucí sin ilusión bochorno, sin piedad,
saqué pronta virtud: perseguir a un Imán.

Cocí blanca pasión en horno de verdad;
no revoqué quietud, vestir cual musulmán,
merecí la prisión: soborno y vanidad.

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